jueves, 30 de julio de 2009

El síndrome del Nido

Supongo que todo el mundo conoce los huevos Kinder. Pues bien, ¡SOY UN HUEVO KINDER!.
Si trabajáseis en mi instituto sabríais que lo que sucede es que estoy sufriendo uno de los síndromes de El Casar.
Cuando llegue el primer año al instituto me dijeron: -Ten cuidado porque en este insti o apruebas la oposición o te quedas embarazada-.
Como este año tengo que volver a estudiar para la oposición, ya podéis suponeros porque digo que soy un Huevo Kinder(frase dedicada a mi jefe de departamento).
Los que me conocen, saben que a mi las cosas me salen un poco al revés y hasta para ser un huevo kinder, lo soy al revés. Los huevos kinder son chocolate negro por fuera y blanco por dentro, y por supuesto yo soy blanca por fuera y negro por dentro porque espero tener un mulatito/a precioso.
Ya se sabe como van estas cosas. Te pones a informar a la familia, los amigos, conocidos etc., y todo el mundo se alegra, te da consejos, felicitaciones, ánimos, te sugiere que aproveches lo que te queda porque luego ya no podrás hacer nada,bla,bla,bla.
Cuando se lo conté a mi amigo Alvaro, con su empane normal, no se enteró en el primer mensaje. Y eso que se lo envié con video y todo para que no hubiese duda. Tras la respuesta del segundo mensaje me llegaron una serie de consejos de este padre experimentado y algo loco.jajajjaja.
Lo primero que me decía era: -Estarás con el síndrome del Nido-. El síndrome del Nido, nunca mejor expresado.
Mi amigo ser refería a todos los preparativos que uno tiene que hacer para acoplar en la casa a la nueva personita.
¡Qué razón tiene! Aquí, lo primero que habíamos pensado, era poner la habitación del bebe al lado de la nuestra. Claro esta, para eso, había que desmontar el desastredespacho que tengo por habitación de trabajo. Miles y millones de papeles, fotos, plantas secas, postales, sellos, calendarios, apuntes, dibujos, sobres, facturas, libros, cables, cassettes, cds, cajas, carpetas etc.
Ufff, sólo de mencionarlo ya me agobio.
El problema estaba en que todo ello, había que trasladarlo al trastero de la casa, en donde pensamos poner la nueva ubicación del ordenador. El trastero, por supuesto, está lleno de muebles viejos, espejos de baño, tablones de madera, cajas de libros, cajas de rocas, herramientas, un sillón viejo, un colchón, tiendas de campaña, sacos de dormir, microondas, un minihorno, adornos pleistocénicos, mil millones de ranas de mi colección y por supuesto está sin cerrar. Esto es, tiene una rejilla que comunica con el patio de la casa y que habría que cerrar con pavés (ladrillo de vidrio).
O sea, que hasta que no cierre el trastero con el pavés y todo el mundo mundial recoja los trastos que tiene ahí, no podremos bajar los trastos del despacho y montar arriba la habitación.
Decididos y con mucha paciencia nos pusimos manos a la obra para hacerlo todo en este verano antes de comenzar a trabajar de nuevo.
Me dediqué a comprar todos los materiales siguiendo los consejos de una conocida experta en arreglos y obras que me dijo: -Eso lo tienes echo en tres patás-
El problema es que a la mujer le surgió un asunto antes de irse de vacaciones y no pudo echarnos una mano como pensaba. Así que ahora, sumado a todo lo que había en el tratero, hay que añadir, las 10 cajas de paves, los dos sacos de pegolan para unirlo y el mogollón de separadores para poder montarlo adecuadamente.
Mes de Agosto.
Todo el mundo de vacaciones.
¡Socorroooooo!...
¿Alguien sabe montar estos dichosos ladrillos de vidrio?....
Vaya con el síndrome del Nido.

martes, 6 de enero de 2009

Como conducir en Lisboa y no morir en el intento


Lisboa. Portugal. ¿Alguien le habrá explicado a los portugueses que existen las señales de tráfico?.
Al parecer, la economía portuguesa no está muy bollante, ya que el dinero sólo les da para poner los nombres de los ríos (algo así como 12 señales de ribeiras en cosas de 5 kilómetros), alicatar las casas por fuera (al menos espero que también las tengan alicatadas por dentro) y cual hormiguitas, solar las aceras y calles con millones y millones de piedrecitas que le hacen a uno el paseo de lo más agradable. Cómo se nota que las calles las diseñan los hombres y que estos no llevan tacones.

El día 30, Mai, su novio, su hermano y otros cuatro amigos nos dispusimos a visitar LISBOA. El mismo día por la mañana comenzaron las bajas y finalmente sólo nos fuimos cuatro. YO y los tres primeros mencionados, ya que los otros se pusieron malos, colitis, resfriados, herpes, etc..¿No sería que ninguno quería llevar el coche para ir a Lisboa?.
La entrada, fué un poco catalana...peaje...peaje...peaje... Pero una vez dentro de la ciudad la cosa no pintaba muy mal. Aparcamos rápidamente en batería, no sin que antes un loco al volante nos hiciese la pirula. Yo andaba dispuesta a dejar el coche ahí y no moverlo en lo que quedaba del día, ya que al parecer los transportes públicos funcionan muy bien. (No me extraña, en el tranvía no paga ni dios), pero al hermano de Mai se le ocurrió ponerse a preguntar a los portugueses. Uno de estos curiosos individuos le indicó que llegar a la Plaza del comercio era de lo más fácil. Solo había que girar en el segundo desvio a la izquierda y después continuar recto. Decidimos acercarnos al famoso lugar.
El hermano de Mai no debía entender muy bien el portugués, porque por supuesto, nada más arrancar el coche, lo primero que nos encontramos fue una rotonda, la cual tomamos de frente, y nunca más volvimos a ver un desvió. No nos quedó más remedio que hacer un cambio de sentido ya que si continuábamos así nos salíamos de nuevo de la ciudad. Hubo que preguntar como cuatro veces más; conducir entre tranvías; tomar calles de dirección única; meternos por carriles sólo para transportes públicos; etc. Por fín, un amabile taxista nos indica el modo de llegar a la plaza del Comercio. Al parecer, era todo recto siguiendo continuamente con el río en la parte derecha. Bueno, pues eso hicimos. Pero la operación no era tan fácil como parecía.

El taxista iba delante de nosotros, nosotros detrás, la vía era de dos carriles. Todo iba de miedo. No había demasiado tráfico en esa via...el problema es que la cosa no pintaba normal del todo, ya que todos los coches iban por una vía paralela de cuatro carriles a la cual no podíamos acceder ya que había una pequeña mediana. ¿por qué todos iban por allí?...La respuesta a mis preguntas llegó pronto.

¿En qué momento la vía que llevábamos había dejado de ser lo que era?.
¿Alguien puede imaguinar la sensación de ver un tranvía que se acerca en dirección contraria a la tuya por tu mismo carril?...AAAaaaaahhhhhhh!.
Lo único que le queda a uno es cambiar de carril y parar el coche lo antes posible. El taxista me riñó desde su vehículo que estaba parado en el semáforo. ¿Pero como coño voy a saber yo que eso era sólo carril para tranvías y encima de sentido contrario si no había ninguna indicación?.
Aún ni sé cómo salí de allí en el primer trocito de mediana que había discontinuo. Aparqué el coche lo antes posible en el primer parking que encontré y no volví a mover el coche hasta el momento del regreso...Que también tiene tela.